Crece la preocupación norteamericana por la presencia China en el Canal de Panamá

El canal de Panamá es la vía de navegación interoceánica que atraviesa el istmo de Panamá en América central y conecta al mar Caribe y el océano Atlántico con el océano Pacífico. La apertura del canal en 1914 tuvo un impacto significativo en el comercio internacional al proporcionar una ruta mucho más corta y eficiente para los barcos entre los océanos Atlántico y Pacífico.

A través del canal pasa cerca del 6% del comercio global y el 57,5% de cargas asiáticas que van hacia la costa este de los Estados Unidos, según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). 

De acuerdo con Euclides Tapia para Diálogo Américas, “China ha convertido a Panamá en centro de concentración geográfica y comercial o hub estratégico para su avance político, comercial y militar en la región”. Por lo tanto, se registra una creciente preocupación norteamericana con respecto a la presencia de la República Popular China en el Canal.

Presencia China en el Canal 

La presencia China en la región creció con mucha fuerza en este siglo. Actualmente es el segundo socio comercial de la región, lo que le ha permitido no solo ampliar mercados, sino obtener materias primas estratégicas y necesarias para su industria. Además, ha ganado terreno en otros ámbitos, como el diplomático y el de las inversiones, sobre todo en el rubro de infraestructura y telecomunicaciones.

En el caso de Panamá, el estrechamiento de las relaciones diplomáticas comenzaron un año después de la ampliación del canal, inaugurado en junio de 2016. En ese entonces, el gobierno panameño decidió dar un giró diplomático, reconociendo a la República Popular China en lugar de Taiwán, y reconociendo la doctrina de “una sola China”, siendo el segundo país de Centroamérica en realizar esta acción, en junio de 2017

En ese marco, Diálogo Américas comenta que el consorcio chino Landbridge adquirió el control del puerto de la Isla de Margarita por un valor de 1000 millones de dólares, ubicado en la Zona Libre de Colón. Además, el acuerdo estableció la construcción del Puerto de Contenedores Panamá-Colón, cuya obra inició el 7 de junio de 2017.

Posteriormente, Panamá se transformó en el primer país latinoamericano en unirse a la iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés), un ambicioso proyecto del Presidente Xi Jinping para la Política Exterior del gigante asiático.

En la actualidad, cerca de 40 empresas chinas están ya presentes en Panamá en sectores tan diversos como la minería, finanzas, logística y telecomunicaciones. Más de la mitad de ellas han abierto centros de distribución en la Zona Libre de Colón acogiéndose a la ley de régimen especial.

Por otro lado, “a lo comercial se sumó lo académico y cultural. En junio de 2018 abrió puertas el primer Instituto Confucio de China en Panamá, una de las instituciones públicas más influyentes del país, para promover la enseñanza de la cultura y la lengua china”. Una clara muestra de la intención china de combinar poder duro, identificable en la esfera económica, con poder blando, visible en este punto, vinculado a los valores y la cultura.

Volviendo propiamente al Canal de Panamá, este es altamente estratégico, por lo que no son casuales las multimillonarias inversiones chinas en la zona. De hecho, ya cuenta con dos puertos, uno a cada lado del canal, El Puerto de Colón y el Puerto de Balboa.

Preocupación de Estados Unidos

Esta creciente presencia del gigante asiático en el continente preocupa a Estados Unidos, debido a los elevados riesgos que trae aparejado este rol de su mayor rival geopolítico actual. De acuerdo a los expertos que toma Diálogo Américas, la principal preocupación consiste en la falta de transparencia. Hay falta de claridad con lo que ocurre en los puertos bajo operación y administración china

Se podría argumentar, y con razón, que la postura de Estados Unidos es un poco paranoica. Sin embargo, es cierto que la Ley de Seguridad de China obliga a todas las empresas del país asiático a colaborar con la inteligencia del gobierno de ser necesario.  Por ende, la ubicación estratégica de esos puertos e infraestructuras permite el acceso a información invaluable sobre productos comerciales, rutas marítimas, e incluso sobre movimientos de otras fuerzas armadas.

En este sentido, los expertos plantean que “Panamá es un objetivo militar primario y por eso quieren el control”, además creen que “ya existen bases militares chinas en países como Argentina y Bolivia, aunque así no sean denominados, eso es lo que son los centros de investigación espacial que tienen ahí, y los puertos en Panamá tienen esa misma capacidad de ser convertibles, aparentemente son espacios civiles, pero podrían transformarse en una unidad militar si así lo quisieran”.

Giro diplomático 

Con el cambio de gobierno en Panamá, en el año 2019, el romance diplomático de los primeros años de relación bilateral con China sufrió un revés.  Se suspendieron varios proyectos por desacuerdos financieros e irregularidades en la adjudicación de contratos. 

Ejemplos de esto, son, la revocación del proyecto “Puerto de Contenedores Panamá-Colón”, planteando el incumplimiento de numerosos contratos, la caída de la propuesta de un “Tren Bala”, con el argumento de que “Panamá no necesita un ferrocarril rápido de pasajeros hasta David, es una zona muy bien conectada”, la caída de la propuesta para construir la embajada de China a las puertas del Canal de Panamá, y la caída del tratado de libre comercio, que había avanzado hasta una quinta ronda de negociaciones.

Reflexiones Finales

Está claro que la influencia de China en la región ha escalado de manera meteórica. Su escalada económica se traslada a cuestiones diplomáticas y estratégicas. China busca ocupar espacios de poder, y para hacerlo su mejor método es la inversión, en una región que pide a gritos financiamiento pero que no es proveída lo suficiente por occidente

Si bien Panamá distendió las relaciones, lo cierto es que China está asentada ya en el canal de Panamá, un lugar más que estratégico para el comercio mundial. Queda por verse si los temores de Estados Unidos se cumplen en algún momento, si en un eventual conflicto China transforma sus bases civiles y comerciales en bases militares, y si la información valiosa que obtiene en estos lugares es utilizada con fines estratégicos y militares. 

Sin embargo, debemos remarcar que esta hipótesis es cuanto menos lejana de la realidad actual, ya que la interdependencia existente entre los dos países convierte a este escenario en una situación poco realista.