Geopolítica de energía en Sudamérica
Cuando se habla de energía en estas primeras décadas del siglo XXI, las referencias obligadas continúan siendo el petróleo o el gas natural, ambas suman cerca del 60% de la matriz energética mundial. Sin embargo, en la segunda década del siglo XXI se origina un cambio del paradigma energético que lleva a preguntarse si existe un resurgimiento de los hidrocarburos a partir de recursos no convencionales como shale oil, shale gas, thigt oil y tight gas, contrariamente a lo que se mencionaba respecto a la llegada del pico del petróleo y del gas.
Otro cambio significativo en el contexto global fue la importancia que comenzó a tomar el gas en relación con el petróleo. Al ser el gas natural un hidrocarburo más amigable con el ambiente y de menor costo relativo respecto al petróleo. Este crecimiento del consumo del gas lleva a que algunos autores llamen al siglo XXI como “la era dorada del gas’’. A inicios del siglo XXI los países que ocupan los tres primeros lugares a escala mundial en cuanto a reservas probadas de gas son: Rusia (23,9%) Irán (15,8%) y Qatar (13,5%) que concentran el 53,2% de las reservas mundiales de gas natural y si sumamos los países que ocupan los 15 primeros puestos totalizan el 84,5 % de las reservas. Esta distribución de las reservas muestra dos fenómenos simultáneos, la concentración y la fragmentación.
Dos viejos conocidos
En la segunda década del siglo XXI se producen cambios significativos en relación con el recurso gas. En primer lugar, la incorporación de recursos no convencionales como el shale gas, explotado en Estados Unidos a partir de transformarlos en recursos técnicamente recuperables y económicamente viables, luego de una curva de aprendizaje desarrollada en los últimos diez años, mediante el uso de pozos verticales y horizontales a través de la técnica de fractura hidráulica conocida como fracking.
La puesta en producción de estos recursos origina la denominada “revolución del shale gas” que lleva a Estados Unidos a lograr su autoabastecimiento gasífero, desplazar a Rusia del lugar histórico de primer productor mundial de gas e incidir en el papel de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) como fijador del precio y equilibrador de la oferta de hidrocarburos en el mercado. Estados Unidos no es un país miembro de la OPEP y, por lo tanto, coloca en el mercado su producción -en volumen y precio- acorde a sus intereses. gas”.
AHORA, NOS PREGUNTAMOS:
- ¿Cómo afectarán estos cambios al mercado global de la energía?;
- ¿Cuáles serán las consecuencias sobre las relaciones de poder entre Estados?;
- ¿Dónde se localizarán los espacios ganadores y perdedores?;
- ¿Qué escalas de intercambios predominarán, las regionales o globales?;
- ¿Todas las reservas de hidrocarburos se transformarán en recursos técnicamente recuperables?
Una respuesta a estos interrogantes es la proyección del escenario energético mundial para el 2035 que brinda el informe 2013 de la Agencia Internacional de Energía (AIE). Sostiene que, se caracterizará por un aumento de la demanda de energía que crecerá más de un tercio en el período que va entre 2012 y 2035; China, India y Medio Oriente representan el 60% de dicho aumento por una mejora en su nivel de vida, mientras que la demanda de energía disminuirá en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), aunque con un marcado alejamiento del petróleo y del carbón en beneficio del gas natural.
Contexto en Sudamérica
En este contexto, la región sudamericana representa sólo el 4% de las reservas mundiales, con una ratio producción/reservas de 45,9 años, sumado a un bajo consumo en los principales países que poseen el recurso. A pesar del bajo porcentaje en relación con las reservas globales, esta región es una de las de mayor potencial de producción puesto que sus principales reservas de gas convencional aún no han sido explotadas y a ellas se suman los descubrimientos de hidrocarburos en aguas profundas y ultra -profundas del presal en Brasil (2007), junto a los recursos no convencionales técnicamente recuperables de reciente identificación en varios países de la región (2011-2013).
La Argentina que cuenta con las segundas reservas de shale gas y las cuartas reservas de shale oil a escala global. El inicio del conflicto entre la Argentina y Chile deriva del incumplimiento de contratos firmados entre ambos países que llevó a Chile a invertir en la construcción de gasoductos que le aseguren el suministro de gas desde la Argentina.
La Argentina se comportó como un país gasífero sin serlo. En este sentido, incrementó el consumo para diversos usos, al ser el gas un recurso de uso múltiple (gas para exportación, gas para calefacción, centrales termoeléctricas alimentadas a gas, gas vehicular y como materia prima de la industria petroquímica entre otros usos) y ante la creciente demanda frente a una oferta que se encontraba estancada -por falta de inversiones en exploración- debió abastecer primero al mercado interno. Como consecuencia de esta restricción de la oferta comienzan a surgir problemas en el abastecimiento de gas a Chile.
En este período se pasa de un conflicto bilateral entre la Argentina y Chile -por incumplimiento de contrato- a una situación en la cual los actores implicados se van multiplicando. La búsqueda de alternativas de solución al conflicto lleva a incorporar a otros países de la región como posibles oferentes del recurso, pero sin obtener resultados favorables.
Además, se incorporan luego actores extra regionales como Rusia, China, Irán y Estados Unidos, que actúan ya sea en forma directa a través de inversiones relacionadas con la energía o indirecta mediante la firma de acuerdos económicos con países de la región. Consecuencia de esta situación, en los últimos años la infraestructura de gasoductos construida como elemento permanente que establece lazos que refuerzan los procesos de integración entre la Argentina y Chile se encuentran vacíos, a pesar de los acuerdos firmados.
Es una pregunta a hacerse el por qué en un contexto de reservas abundantes en varios países de la región (Venezuela, Bolivia, Perú), de gasoductos existentes y proyectados, y de contratos bilaterales firmados, no se alcanza una solución como sería lógico esperar?
Solucionar los problemas de abastecimiento de gas a Chile a partir de intercambiar gas por salida al mar en el caso de Chile con Bolivia, o importar el recurso desde Perú. A este enfoque desde la perspectiva de la Geopolítica de la Energía y de la Nueva Geografía Política se suman los conceptos propios de la Economía, la Política, así como de la Sociología que también brindan su aporte para el análisis de la situación de conflicto e incertidumbre entre los Estados de la región sudamericana en relación con el uso de este recurso a lo largo de la cadena de valor, desde la obtención en el yacimiento a la producción, distribución y consumo.
Por último, la relevancia del tema a investigar radica en la necesidad de realizar una reconceptualización sobre la relación que existe entre sistemas naturales y sociales en la cuestión energética, incorporando a la visión económica predominante, una perspectiva geopolítica multiescalar como variable fundamental de análisis.
En cuanto a los beneficios, el conocimiento que aporta esta investigación puede resultar relevante en el proceso de toma de decisiones de los gobiernos involucrados en la cuestión energética sudamericana puesto que, la consideración de esta perspectiva multiescalar permite una acercamiento a la realidad sudamericana en su interacción con las escalas global y local.