Elecciones en Francia: La estrategia de Macron y la izquierda funciona y la derecha de Le Pen es desplazada al tercer lugar
Ya se han escrutado la mayoría de las mesas en las que este último domingo se disputaron los lugares para la Asamblea Nacional, la cámara baja del parlamento francés. En este sistema de circunscripciones uninominales se elige un diputado por cada circunscripción. Ayer se votaron en aquellas en las que ningún candidato obtuvo más del 50% de los votos en la primera vuelta.
Después de que la derechista Agrupación Nacional de Marine Le Pen obtuviera buenos resultados en la primera vuelta, los candidatos de izquierda o de centro de muchos lugares se retiraron de la contienda. Esta estrategia tuvo un gran éxito haciendo que los votos anti-RN se concentraran en un solo candidato.
El resultado fue sorpresivo. No solo se pinchó el sueño de la derecha francesa que durante la semana especulaba obtener 290 bancas y poner al primer ministro, sino que ni siquiera fue el partido más votado y fue superado por el bloque de izquierdas y hasta por las fuerzas macronistas, a las que había dado prácticamente por muertas.
La nueva conformación de la Asamblea Nacional será la siguiente: 182 bancas para el Nuevo Frente Popular (NFP); 168 para Ensemble, el partido de centro del presidente Macron; 143 escaños para Agrupación Nacional (RN por sus siglas en francés) de Marine Le Pen; 45 para la centroderecha de Les Republicaines y 39 bancas para otros partidos menores.
El Nuevo Frente Popular es una alianza de izquierdas que se formó después de que el presidente Macron convocara elecciones parlamentarias anticipadas el 9 de junio. Está formado por socialistas, ecologistas, comunistas y La Francia Insumisa, partido del que es miembro el líder del grupo Jean Luc Melenchón.
El NFP ha prometido derogar las reformas de pensiones e inmigración aprobadas por el gobierno actual, crear una agencia de rescate para inmigrantes indocumentados y facilitar las solicitudes de visa.
También quiere poner límites al precio de productos básicos para combatir la crisis del costo de vida y aumentar el salario mínimo.
Al no haber una mayoría absoluta en el Parlamento, todavía no está claro quién gobernará.
Mucho dependerá del equilibrio de poder dentro del NFP. Sus grupos constituyentes van desde socialdemócratas hasta anticapitalistas incondicionales. Algunos socialistas moderados podrían verse tentados a separarse y unirse al grupo de Macron para formar un gobierno de centro izquierda.
Si no se puede organizar una mayoría funcional, por ejemplo con una alianza de gobierno entre Ensemble y el NFP que repita el pacto electoral con el que se frenó a la derecha, entonces el presidente Macron puede pedirle al partido más grande, NFP en este caso, que encabece un gobierno minoritario.
Alternativamente, podría nombrar un gobierno tecnocrático, pero es poco probable que tras la caída de la legitimidad del gobierno del presidente Macron producto de los reveses electorales en estas elecciones y en aquellas al Europarlamento, dure mucho tiempo.
Jean-Luc Mélenchon, líder de La Francia Insumisa, el partido de mayor peso en la coalición de izquierda ganadora, reaccionó instando al presidente Macron a “admitir su derrota” y afirmó que el presidente tiene “el poder y el deber” de dejar gobernar a la izquierda.
“La extrema derecha está lejos de una mayoría esta noche… El resultado de la elección es fruto de un extraordinario esfuerzo movilizador”, manifestó Mélenchon.
Macron, cuyo mandato dura hasta 2027, “está analizando los resultados”, según se precisó en un comunicado de presidencia.
El actual primer ministro, Gabriel Attal, sí intervino ante los medios y anunció que, dado que la coalición de gobierno no logró una mayoría, presentará este lunes su dimisión al presidente de la República, Emmanuel Macron, que debe decidir si la acepta.
Tras estos resultados se espera un gobierno débil, con un presidente que no tiene mayoría en el Parlamento; que probablemente tendrá que “cohabitar” con un primer ministro socialista; y que además no puede convocar nuevas elecciones parlamentarias sino hasta dentro de un año.
Marine Le Pen no tardó en responder a las primeras proyecciones ayer domingo. “Nuestra victoria solo se ha visto postergada”, dijo la líder de la extrema derecha francesa, asegurando que ve las “semillas de la victoria de mañana en el resultado de hoy”.
Le Pen, que se ha presentado a la presidencia tres veces sin ganarla, también consideró que la situación del presidente Macron es insostenible.
Su protegido, el joven Jordan Bardella, que esperaba convertirse en el nuevo primer ministro de Francia, criticó “la alianza deshonesta” de la izquierda que “privó a los franceses” de una victoria de RN. “Esta noche, estas alianzas lanzaron a Francia a los brazos de la extrema izquierda de Jean-Luc Melénchon”, consideró.
Las negociaciones por conseguir un primer ministro de consenso, posiblemente procedente de la izquierda moderada, pero con capacidad de sumar a centristas y a la derecha moderada ya han empezado. Esto no será fácil teniendo en cuenta lo poco arraigada que esta la cultura de la coalición en una Francia que a diferencia de la mayoría de sus vecinos europeos tiene un sistema semipresidencialista.
Las posiciones están alejadas entre la izquierda y el macronismo en cuanto a política económica. Emmanuel Macron se ha caracterizado por su pragmatismo y flexibilidad, algo evidente en como oscilaron sus políticas durante estos 7 años de gobierno. En resumidas cuentas, de “derecha” en lo económico y progresista en lo social, ha sabido escuchar las demandas populares y cedido en algunos campos como el reciente endurecimiento de la política migratoria.
De la misma forma que este templado equilibrio le permite seguir gobernando, también le ha ido granjeando críticas en todo el espectro político. Queriendo complacer a todos no deja contento a nadie. Veremos si estos largos años de descontentos administrados le permiten navegar la delicada situación política que se ve por delante.
Al final la decisión de Macron de llamar a elecciones anticipadas logró su propósito y le permitió mantenerse en el gobierno. Podría catalogarse como un logro, al menos en comparación con los resultados en las elecciones al Parlamento Europeo en junio y la primera vuelta de la semana pasada. Con tantas votaciones seguidas, aquellos con bronca por la inflación, la crisis energética, la inmigración y los problemas que enfrenta Francia pudieron descargarse y finalmente se contuvieron al no volver a votar a Le Pen.